La primera vez que pensé en usar una tela soluble para mis textiles fue viendo la obra de Marian Bijlenga. Vi como utilizaba un material soluble, cómo introducía elementos entre las puntadas a máquina, como crines de caballo o fibras y cómo disponía las piezas volando sobre la pared. Creo que así se ve el textil en sí mismo, que se puede observar mejor su textura, y se juegan con las sombras que proyecta. De esta forma la obra y sus sombras se pueden ir transformando a lo largo del día o de la diferente iluminación.
Aquí veremos imágenes de diferentes textiles, más o menos densos, con hilo negro de coser, con hilo blanco superdelgado, con hilo de colores, … todos ellos para conseguir el textil que diera la mejor imagen para hacer la reproducción final que se hará como gofrado.
Sobre la entretela blanca hidrosoluble Solvy dibujo el mapa, lo coloco en el bastidor de 15 cms y hago bordado libre en la máquna de coser.
Me encuentro con ciertas dificultades, como poner la entretela sencilla o doble, tensar la tela lo justo para que no se rompa, la ubicación del dibujo en el bastidor en relación a lo ancho de la máquina, la calidad de esta para hacer el bordado libre y todo esto adecuado al resultado que se quiere conseguir: un textil abierto, poco denso, como encaje o bien un tejido denso.
Después se sumerge en un recipiente con agua y se frota con mucho cuidado para ir eliminando los restos de fiselina. Es mágico y muy diferente según la densidad del bordado.


En el secado es necesario volver a darle la forma. Para eso uso una superficie de corcho donde clavo el textil con alfileres. Tras el secado, es necesario despegar el textil de la tela con suavidad y ya podemos manipular el textil que ha quedado ligeramente «tieso» por el propio producto disuelto.
